PÁRAMO DE SUEÑOS
Entre los sonidos de las montañas cercanas al Páramo de Sumapaz existe una meseta ondulada, bordeada por el Cerro de Fusacatán y el del Quininí que conforman el valle de los Sutagaos, una comunidad que un día habitó los suelos y vio los atardeceres que, hasta hoy, proclaman ante la retina el paso de siluetas encumbradas y acompañadas de luces pintando el cielo que le dan salida, o entrada, a la vista del milagro de la tierra que permitió la agricultura, la siembra del maíz, la extracción de la miel, la comercialización de la pitaya, los higos, los cactus; que nos regaló el café de la mañana y grandes expediciones botánicas.
La tierra que hoy es territorio fusagasugueño dejó, por años, huellas que hasta hoy son visibles como los senderos de herradura o las casonas antiguas del centro de la ciudad, y de las cuales se ha podido pintar en las paredes el arte que todos los días nace para florecer.
Pero que ya no se oculta, sino que emerge por entre esas montañas, que alza la voz a través de imágenes, sonidos, letras y gestos. La mujer sumapaceña inspira a soñar, a crecer, a construir territorio por medio de las artes; como es el caso de
NATALIA MORALES
Fusagasugueña, madre, actriz, directora de teatro y directora de montaje cinematográfico.
Nació en este territorio donde surgió su interés por las artes. Ella escribía y quería empezar a contar esas historias de su región y de todo lo que se gestaba allí, creyó plenamente en narrar a través de la imagen y como tren de sus sueños usó el cine.
Decidió irse a Argentina para estudiar cine en la ENERC (escuela nacional de experimentación cinematográfica – 2013). Allí, pudo acercarse más a ese mundo audiovisual que ya le apasionaba, por medio del trabajo y las personas que conoció.
El día que decidió regresar a su tierra se dio cuenta de que las personas como ella, a quienes les gustaban esas grandes producciones cinematográficas que veían siempre en las pantallas y que soñaban con realizar, no tenían oportunidades para pensar su futuro allí porque no había una oferta regional para la formación audiovisual.
De esta forma, se propuso a construir un proyecto que impulsara a los jóvenes a realizar y mostrar sus proyectos dentro de la Provincia de Sumapaz, la cual se ubica en una de las zonas más altas y montañosas de la Cordillera Oriental en su paso por el departamento de Cundinamarca; integrada por diez municipios y cuya capital es Fusagasugá.
Así, en 2014 fundó el FICFUSA (Festival Internacional de Cine de Fusagasugá), el cual dirige actualmente. – “Fusagasugá es un cruce de caminos, siempre ha sido eso. Es un territorio lugar de intercambio. Desde los Sutagaos, desde su paso por la sabana hasta donde desemboca el Sumapaz”- dice ella.
Este territorio fue lugar de culturas desde siempre. Reseña Histórica de Fusagasugá de Orlan Gutiérrez Rey narra que este fue el único terreno plano en medio del recio relieve de la vertiente suroccidental del altiplano Cundiboyacense. Allí se establecieron los primeros mercados de las comunidades indígenas que habitaron el centro del país, se reunieron muiscas, panches y pijaos. Además, La diversidad de los mercados realizados de acuerdo con la ubicación de la luna y las estrellas, fueron un ejemplo de esa diversidad del pueblo que se enraizó en estas tierras.
Natalia cuenta que su familia fue siempre fuente de apoyo para su trabajo. FICFUSA empezó siendo un emprendimiento familiar y gracias a becas, capacitaciones y recursos ganados por convocatorias públicas, se ha fortalecido a través de la Fundación para las artes Rodrigo Morales, una personería jurídica que trabaja por la divulgación promoción y rescate de la cultura del Sumapaz; que recorre, habita y defiende el territorio, de la mano de las organizaciones y colectivas de mujeres en Sumapaz.
Ella quiso crear este festival con la intención de izar la bandera del cine en la región sumapaceña; su idea se originó en el deseo de conectar al mundo con Sumapaz.
Quiso después ampliar esa cobertura para todo el departamento de Cundinamarca, convirtiéndose el FicFusa en un espacio de cine para todo un departamento que mantiene vivas las culturas del Sumapaz desde sus espacios.